LA REPRODUCCIÓN DE LA FUERZA DE TRABAJO
Mayo 2007
A veces, guiados por apariencias, nos volcamos, sin darnos cuenta, o sin la necesaria y reposada reflexión, a tomar como ejemplo elementos colaterales situándolos como elementos centrales del discurso. A este respecto quisiera situar el tema de la asistencia sanitaria en lo que se refiere al parto y al nacimiento.
Que es un hecho fisiológico nadie lo duda, que sin intervenciones foráneas la humanidad se ha reproducido, es obvio.
Dejando de lado, por el momento, las cifras, los porcentajes, los ratios de mortalidad y morbilidad, lo cierto es que las sociedades en su diversidad cultural han aprendido, han aprehendido, técnicas (basadas en la evidencia, en el arte) para acompañar los procesos de gestación, parto, nacimiento, crianza y muerte de los nuevos seres. Conocimientos que en las denominadas sociedades industrializadas han sido y son utilizados y puestos al servicio del proceso de acumulación del capital.
La edificación del capitalismo ha necesitado de inmensas cantidades de fuerza de trabajo -masculina y femenina- para poner en funcionamiento todo el entramado industrial, constructivo y consumista que asegurara la reproducción del sistema de beneficio. Sobre esta base -del beneficio-, se han articulado los mecanismos educativos, económicos, sociales, asistenciales, sanitarios, militares, legislativos, morales, …
Al sistema económico basado en la acumulación se le han planteado unos problemas en lo que respecta a la producción y reproducción de la fuerza de trabajo (mano de obra). Por un lado la necesaria incorporación de las mujeres al sistema productivo industrial, lo cual era incompatible con una prole extensa (a diferencia de las sociedades agrarias y semi-industrializadas) y por otro lado la necesaria producción de nuevos obreros que asegurara la constante afluencia de nuevas energías humanas al proceso de valorización del capital.
Necesidad de nuevos obreros al mismo tiempo que era necesario disminuir el número de partos por mujer. Esto solo era posible interviniendo en el proceso del embarazo y el nacimiento intentando disminuir la relación entre nacidos y sobrevivientes, manteniendo todo un entramado legislativo y ético que desembocara en aras a este objetivo.
La mayoría de las actuaciones en el campo de la salud instrumentadas por el capitalismo no han sido fruto de la benevolencia, el altruismo, el respeto, el decoro, la humanidad,… sino que han correspondido al calculado interés de mejorar las condiciones para el beneficio y la acumulación.
Un claro ejemplo está plasmado en lo que se denominó la Acruzada contra anquilostomiasis@ llevada a cabo por la Fundación Rockefeller a finales del siglo XIX en las zonas del sur de Estados Unidos y en las plantaciones de cultivo intensivo del sudeste asiático, analizadas por Richard Brown en su análisis ARockefeller Medicine Men: Medicine and Capitalism in the Progressive Era@@ aparecido en Septiembre de 1976 en la revista American Journal of Public Health
AUn informe de la Fundación Rockefeller de 1918 sobre “El Valor Económico del Tratamiento de la Anquilostomiasis” demostraba que la productividad había aumentado de un modo impresionante. Los resultados netos, llegaba a la conclusión el informe, “son unos trabajadores más satisfechos, más sanos, más permanentes, que producen más para sí mismos y también para su patrono”.@
Desde esta perspectiva podemos analizar la evolución de las intervenciones sanitarias en torno a la gestación, el parto y el nacimiento, sin olvidar que a posteriori han intervenido múltiples factores no esenciales, como pueden ser las presiones de las corporaciones médico farmacéuticas, corporaciones profesionales, etc. además de la visión androgénica de la reproducción humana.
Cada país, en dependencia de su ubicación en la esfera socio-económica mundial, ha tomado actitudes distintas en relación a la reproducción humana, y, las ha ido modificando en función de las necesidades inmediatas o de la proyección futura. Así las leyes sobre derechos asistenciales, sobre el aborto (tanto en su prohibición como en su aceptación), sobre la planificación de infraestructuras sanitarias, hospitalarias, han ido a remolque del papel que juega cada país en el entramado internacional.
Densidad demográfica, necesidad de mano de obra, dimensión geográfica, posición de dominación o sumisión a nivel internacional han determinado las distintas políticas a seguir. Generalmente una creciente demanda de mano de obra ha estado complementada con una legislación restrictiva en cuanto al aborto y una saturación de la misma o unas dificultades económicas para la subsistencia han relajado las legislaciones. Cuestión aparte es el proceso cultural-religioso en cada caso concreto.
Los movimientos sociales han influido más o menos en la construcción de políticas económicas, sanitarias, educativas, arquitectónicas,… sin que podamos afirmar que los cambios acaecidos han sido debidos a la fuerza de dichos movimientos, a pesar de que muchas veces se ha valorado como un triunfo de los mismos si determinadas reivindicaciones de uno u otro grupo social eran asumidas total o parcialmente por el poder económico.
El camino recorrido en nuestro país desde una sociedad eminentemente agraria donde predominaba el sector primario, a una sociedad cuya característica es el predominio del sector terciario o de servicios, ha sido realizado a una velocidad vertiginosa en términos históricos, y en menos de cien años se ha pasado de una estructura familiar multigeneracional de convivencia de tres o cuatro generaciones en un mismo hábitat a una estructura unigeneracional, y en casos monoparental.
Del mismo modo, en tan solo cien años se ha pasado de una reproducción humana espontánea, sin más intervención que la practicada por la experiencia intrafamiliar y de los círculos más allegados en la mayor parte de la población (la rural) y con el soporte de comadronas o personal sanitario en las zonas industriales. Capítulo aparte sería la tradición de las clases acomodadas con sus médicos, comadronas, nodrizas, clínicas, balnearios, etc.
La moderna Seguridad Social en nuestro país ha sido uno de los pilares básicos del consenso durante los años de dictadura como compensación a las limitaciones en materia de expresión política.. Las reivindicaciones ciudadanas, en los años de la dictadura, antes del período 69-75, se centraban en cuestiones sociales, escuelas, ambulatorios, hospitales, viviendas, zonas verdes,…, a estas demandas se respondía acorde a la tensión social que generaban, así llegó el momento de que la asistencia a los partos fuera realizada por un médico o ginecólogo en un hospital. Hay que tener en cuenta que esto ERA PARTE DE UNA REIVINDICACIÓN SOCIAL errónea o no. Era además un momento en que la incorporación de la mujer al proceso industrial y de servicios iba aparejada a la reivindicación de autonomía respecto a madres, abuelas, tías, ….todo ello en el marco de una disgregación de los núcleos familiares plurigeneracionales y un descenso de la natalidad.. No había nadie cerca de la mujer para acompañarla en este período de su vida.
Este proceso, cuidadosamente estudiado por el poder económico, tuvo una respuesta coincidente con los objetivos de acumulación de capital: un proyecto medicalizado del parto podía representar un período más corto de tiempo y un control sobre la parturienta para que pudiera reintegrarse lo más pronto posible al proceso productivo. Asimismo las campañas en torno a los Amales@ de la lactancia materna, las orientaciones de los profesionales de la pediatría sobre la alimentación artificial en forma de biberones suponía poder alimentar el bebé mientras la madre continuaba rindiendo beneficios complementarios. La creación de guarderías para facilitar este proceso fue también un elemento que siendo una reivindicación popular coincidía con las expectativas del capital.
Los tiempos para la lactancia, tradicionales en la mayoría de convenios colectivos de trabajo en ramos básicamente femeninos perdieron la razón de ser al concentrarse las producciones en áreas o polígonos industriales muy lejanos al domicilio de las trabajadoras (la media hora cada cuatro horas no tenía sentido pues el tiempo invertido en el desplazamiento era ya superior). Estas cláusulas tenían sentido cuando las mujeres vivían alrededor de la fábrica -fundamentalmente textil- o en aquellos casos de que las mismas fábricas dispusieran de guarderías en los centros de trabajo regidas fundamentalmente por monjas.
Familia plurigeneracional, vivienda cercana al lugar de trabajo de la mujer y productividades no intensivas eran el marco en el cual se había basado la legislación laboral. La destrucción del hábitat urbano en aras a una sobreacumulación de capital derivada de la especulación urbanística, la reorganización productiva, la disgregación de los núcleos parentales plurigeneracionales, la multiplicación de gastos por unidad familiar, auge del consumo, descenso del ahorro, publicidad y legalización de métodos anticonceptivos, fueron dirigiendo la actitud social hacia una creciente falta de descendencia hasta cotas por debajo de dos hijos por mujer teniendo como consecuencia un paulatino decrecimiento demográfico y un envejecimiento global de la sociedad.
Este proceso, tardío en España, estaba ya ensayado en varios países de la Europa llamada Aavanzada@ en los cuales había suculentos incentivos a la procreación en una proporción directa al papel que el país en cuestión jugaba en el tablero internacional. Países como Holanda y Bélgica, Suecia, Suiza, con muy poca población pero con grandes inversiones en todo el planeta precisaban de recambios suficientes para mantener su entramado económico imperialista. Alemania, con millones de muertos tras la segunda guerra precisaba de una reproducción humana para la reconstrucción nacional y tan solo ha ido recortando las sumas dedicadas al fomento de la procreación tras la absorción de la RDA que ha supuesto un excedente de mano de obra.
Volvamos a España, la caída demográfica ha sido compensada con el ingreso de emigrantes africanos y americanos. A efectos de la acumulación de capital, el cambio de mano de obra autóctona por emigrante ha sido muy beneficiosa por cuanto son personas que se integran en el proceso productivo sin haber ocasionado ningún gasto anteriormente y su reproducción asegura la suficiente masa de obreros sin calificación profesional.
El problema empieza a aparecer cuando segmentos de la clase media -necesarios para ejercer el control social- no se reproducen con la facilidad esperada. Los llamados mandos intermedios, funcionariado, personal directivo o semidirectivo, profesionales sanitarios, profesionales de la enseñanza o del adoctrinamiento corren el Apeligro@ de caer en manos de emigrantes si no se resuelve el déficit de natalidad.
Hay prisas, discursos, demagogia, leyes, decretos, normativas, para facilitar esta reproducción: que los aspirantes a estos segmentos medios deban preocuparse lo menos posible por sus progenitores -leyes de dependencia, hipotecas inversas, residencias de la tercera edad-; ni por su descendencia -nuevas leyes de permisos de maternidad paternidad, ayudas sociales por hijo, reducción del número de hijos para obtener la calificación de familia numerosa, excedencias,… y otras que están por llegar-.
El afán no responde a una visión altruista de la sociedad sino a la preocupación por la rentabilidad del capital invertido. Alrededor de esto y no siendo suficientes las contrapartidas económicas y sociales para conseguir un aumento de la natalidad, aparecen -no sin contradicciones internas del poder- fórmulas como Ahumanizar@ el parto, el Aparto a la carta@, Aacompañamiento al parto@, y últimamente la oferta de Aparto natural en los centros hospitalarios@. Todo ello está ocupando, no sin polémica, titulares periodísticos, tanto escritos como visuales. Aquí cabe una nueva reflexión.
Los llamados medios de comunicación (periódicos, TV, radio) no son la caja de resonancia de las reivindicaciones sociales con perspectiva de una sociedad más justa, libre, solidaria y no depredadora. Al contrario, su tarea obligada es convertir en consumo material o intelectual aquellas cuestiones que les son ordenadas por sus dueños: el capital financiero o industrial.
Algunos trabajadores de los medios de comunicación, dada su baja calidad intelectual, profesional y moral, pueden no darse cuenta del trabajo que realizan, seguramente ni tan solo saben distinguir donde se ubica la Alinea divisoria@ de lo que pueden o no pueden decir, de lo que deben o no deben decir y al igual que el resto de profesionales de cualquier disciplina, la Adefensiva@ es su linea de actuación. O pueden perder el empleo, o pueden mantenerlo sin posibilidades de ascenso en la escala social o pueden verse sumidos en cualquier demanda judicial con reclamación económica por Adaños morales@.
Los Apartos naturales@, Aen el agua@, etc. empiezan a aparecer como una mercancía de consumo (iniciada con el reportaje fotográfico del corresponsal del periódico El Mundo en Nueva York de un parto en una bañera). AHumanización@, Anaturalización@ Aecología@ y un cierto exotismo propagado con imágenes de un nuevo loock del embarazo puede convertirse en un aliciente para estas capas medias en cuya reproducción está tan interesada el capital.
Si bien es cierto que a pesar de los quinientos años de capitalismo en Europa que ha ido de la mano con la destrucción sistemática de cualquier relación con el entorno, la tradición cultural popular basada en la lógica es difícil borrarla del todo. Al mismo tiempo gentes, colectivos, segmentos sociales han resistido y resisten las macabras consideraciones éticas y propagandísticas del sistema acumulador de beneficios; y de múltiples formas se han evadido en lo posible del brutal sistema.
Básicamente estas gentes, colectivos, ghetos no acordes con los tiempos que corren, no han aceptado el Aestado de las cosas@ y por diversas razones éticas, culturales, de género, religiosas, políticas, filosóficas o de índole muy personal no han aceptado el discurso oficial del momento y han querido mantener una cierta distancia con el modelo productor de mercancías en el cual el producto era su prole convertida en mercancía desde su nacimiento o antes del mismo. A pesar del intenso control social a que estamos sometidos hay ciertos flecos que se escurren de las manos del poder.
Estas personas han sido las que conscientemente han declinado la oferta sanitaria oficial respecto al modo de nacer su prole. Estas personas han sido las que a lo largo de años han preferido parir en la intimidad de su casa asistidas por comadronas, que han querido conocer su cuerpo y sus capacidades, personas que en su inmensa mayoría no han convertido a sus descendientes en unos seres consumistas antes de su nacimiento, gentes que no se han dejado arrastrar por los modelos en azul y rosa de los escaparates de las tiendas pre-mamá. Las cifras son pequeñas en cuanto a porcentaje, podríamos estar hablando de un uno por ciento de los partos en España.
Estas personas son las que han impulsado reivindicaciones respecto a que el sistema de seguridad social ofrezca el servicio de acompañamiento al parto en el domicilio.
Cualquier paralelismo con otros países como por ejemplo Holanda es pura ficción dada la enorme diferencia entre culturas, y entre los sistemas de seguridad social. Precisamente Holanda no es un ejemplo a seguir en nada puesto que en el año 2006 privatizó totalmente el sistema de seguridad social que actualmente está dirigido organizado y controlado por las compañías de seguros.
A raíz de ciertos programas televisivos, de entrevistas radiofónicas, de revistas teóricamente Aespecializadas@ con llamadas al consumo Aalternativo@ financiado por multinacionales farmacéuticas de productos naturales, la aparición de modas supuestamente ecológicas a la par que la vida misma Atodo ligth@, visiones reduccionistas en torno a la relación naturaleza- sociedad, individualismo exacerbado, y sobre todo una idea central: con el sistema de acumulación de beneficios, con el capitalismo todo es posible Acambiar todo para que nada cambie@; se está produciendo un fenómeno: gentes que están muy lejos de estos sectores que definíamos anteriormente, se sienten atraídas por la nueva moda.
Y, la cuestión estriba en reflexionar sobre el papel, la conducta, la responsabilidad, y las consecuencias que para las profesionales de la asistencia al parto domiciliario puede representar dado el efecto reclamo de un nuevo tipo de consumo: Ael parto a la carta@ como si de un restaurante de moda se tratara.
El humano ha pasado de ser un “homo sapiens” para convertirse en un “homo economicus”
El mismo día (17 de mayo de 2007) que el Departament de Salut de la Generalitat presentaba a bombo y platillo su propuesta hospitalaria de parto natural y llenaba páginas de sociedad de todos los periódicos, en un alarde propagandístico inusual dado que no se trata de ningún nuevo descubrimiento, en la Vanguardia, en la sección de economía, media página bajo el título de “Seremos mas viejos y más pobres” hacía referencia a un informe sobre demografía realizado por el banco francés Societé Generale en el que también opinan Josep Olivé catedrático de economía de la UAB y Nacho Conde, investigador de Fedea.
Curiosamente una página económica cuyas referencias son las siguientes: “Estados Unidos gracias a una tasa de fertilidad estable…..”, El Viejo continente pasará a ser muy viejo. A partir de 2030, con la natalidad bajo mínimos…”, “Europa tiene que encontrar la manera de aumentar su crecimiento potencial para enfrentarse al desafío del envejecimiento…”, “Habrá sensibilidad política para fomentar la natalidad…”
En realidad , conociendo los mecanismos operativos de los medios de comunicación y al servicio de quién están podemos aventurar, sin miedo a equivocarnos, que la noticia del día no era tanto la proclama de la Consellera de Salut de la Generalitat sino el informe y las directrices de la gran banca francesa-europea y por ende española sobre las políticas a seguir por los gobiernos respectivos.
En El País semanal de 25 de Marzo de 2007, un artículo a todo color con fotos de artistas de cine embarazadas y mujeres que habían parido en su casa o en un hospital publico o clínica privada pretendía explicar o propagar visiones distintas sobre el parto, para todos los gustos, defensores y detractores de cualquier modalidad se daban cita en las páginas del semanal como si de un debate televisivo se tratara. Pero podríamos resumir el citado artículo con unas pocas frases al final del mismo: “Algo ocurrió en algún momento entre 1990 y 2000. El INE (Instituto Nacional de Estadística) llevaba años constatando la caída de la natalidad. Las mujeres tenían menos hijos, más tarde. Y ya se sabe que lo raro vende. El embarazo, un estado transitorio cuyas consecuencias en la imagen muchas trataban de minimizar, cuando no de ocultar, se convirtió en tendencia. Las firmas premamá empezaron a contratar modelos embarazadas. Mujeres reales con tripas de verdad. La barriga era bella. La industria pasó de camuflar el vientre gestante bajo túnicas a exibirlo con ajustados modelos que pregonaban al mundo: sí, estoy preñada”.
Toda una operación de marqueting, con sus artistas, modelos, publicistas, diseñadores, ginecólogos, matronas, reality schow, y parejas que, con sus buenas intenciones, seguramente no se daban cuenta que estaban colaborando a una gran operación diseñada mucho más allá de lo que sus mentes podían suponer.
Al cabo de un mes, el 30 de Abril de 2007, la revista Interviu, en su portada exhibe a una mujer embarazada con cabellera color platino y el siguiente anuncio: AMiriam Sánchez, antes Lucía Lapiedra: De reina del porno a madre. Lucía Lapiedra es ahora Miriam Sánchez, una mujer que espera impaciente la llegada de su primera hija. Atrás, dice, queda el cine porno, las drogas y un pasado turbulento. Para celebrar tanta dicha Miriam ha dado rienda suelta a su vena más exhibicionista y posa para interviú en las que, hasta ahora, son sus imágenes más tiernas y auténticas.@
Los dos colosos mediáticos españoles, el Grupo Z y el Grupo Prisa, que controlan más del 80% de los medios de comunicación gráficos además de los audiovisuales de pago (Canal Plus, etc.), unidos en la sacrosanta tarea encomendada por los poderes económicos del llamado estado del bienestar europeo.
(Peligro, la raza blanca se está extinguiendo!, Pero además se trata de incrementar el consumo para que no pare la rueda de la acumulación de beneficios, consumir antes de nacer, parto a la carta para hacerlo más digerible, y consumo extraordinario a partir del nacimiento. )Dónde queda la pretendida “humanización” del parto?
Un efecto reclamo para incrementar la natalidad, que en otros períodos históricos se hubiera apelado a la voluntad divina, a la costumbre, a la cultura, a la necesidad, …, pero estamos en la vorágine de la realidad virtual que transcribiendo a Santiago Alba (Ensayo sobre el fin del neolítico) nos expresa: ALa así llamada realidad virtual, en efecto, viene a inscribirse muy dulcemente en un mundo dominado por la Avirtualidad real@ (o idealismo virtual) de las relaciones de mercado, revela, pues, una sociedad preocupada no por intensificar, aumentar y multiplicar la experiencia sino por intensificar, aumentar y multiplicar la experiencia de su autismo, la experiencia de su mismidad humana, la experiencia de su alejamiento de la experiencia…. Vivimos, pues en una sociedad seducida no por la Arealidad@ o la acumulación de Aexperiencias@ sino por la virtualidad o la pasión de inmanencia. AEs como descender en paracaídas@ o Aha sido como hacer el amor@, estas frases mediante las que el virtual sujeto de una virtual experiencia de caída libre o de sexo cibernético describe su emoción es muy elocuente: lo que ha experimentado no es el la caída o el abrazo sino el como A… La realidad virtual saca al hombre del reino de los medios para inscribirlo, por fin, bajo una forma inesperada, en el de los fines… El peligro no reside, en consecuencia en que podamos llegar a confundir lo virtual con lo real; el peligro reside en que lo real nos parezca a la postre insuficientemente virtual. Es decir insuficientemente propio.@
Y, este es el gran reto que debemos afrontar quienes pensamos, miramos y experimentamos el parto desde su vertiente antropológica, humana, cultural, social, no virtual; porque de lo contrario correremos el riesgo de colaborar con los que desde su Atecnológica humanidad@ alejan a las mujeres de su maternidad, de su arte ancestral, Aindígena@ y crea en ellas unas expectativas centradas en vivir Acomo@ será su parto en lugar de vivir su parto. Y, como estamos ubicados en la vorágine mercantil, en el proceso de Acomercialización del alma@ a decir de Robert Kurtz, no nos debe extrañar la exigencia de millonarias sumas en concepto de reparación de daños físicos y sobre todoAmorales@ cuando la realidad se ha alejado de la virtualidad esperada.
Debemos reflexionar retomando a Santiago Alba en su pregunta: A )Cual de las dos condiciones del hombre, la Aindígena@ o la Ahumana@, es a fin de cuentas más peligrosa? Cada una por separado puede ser igualmente mortal; las dos juntas, en equilibrio, han funcionado bastante bien (bastante mal) durante milenios. La definitiva desaparición de una -la indígena- a manos de la otra-la humana- puede ser la peor catástrofe que haya jamás experimentado el planeta en el último millón de años@
Deberán explicar muy bien los términos definitorios del concepto Ahumanización@ quienes lo utilicen para acabar con un marco de confusión en el cual vivencias, culturas, pensamientos, perspectivas, son diametralmente opuestos y en cambio denominados por una misma palabra. No es novedoso el hecho de la apropiación, del Arapto del lenguaje@ que aludía A.Alvarez Solís para designar aquellas palabras que, utilizadas para enfrentar el Poder, eran retenidas por éste, viabilizadas a través de los medios de comunicación, diseccionadas, manipuladas y vueltas a poner en circulación con una conceptualización inversa.
Tomemos como reflexión las palabras de RobertKurtz: ADe ahí que, al comienzo, no se *tome+ conciencia del *Zeitgeist+ [espíritu de la época]. Al contrario, el ciego proceso de desarrollo en las sociedades de mercado siempre produce nuevas tendencias y gustos al principio poco claros, husmeados por los media como perros en busca de un olor desconocido. Y enseguida se insinúa un perfil que, muchas veces, es sofocado a continuación, pero que en otras ocasiones se fortalece como modelo de una determinada época o formación del mercado. Esto puede valer para esferas aisladas como la política, la cultura popular, la ideología, los productos y las marcas, incluyendo enfermedades de moda o demás histerias de masas, pero también se puede tratar de un fenómeno extensivo, que dicta sus órdenes a toda una sociedad. Cierto tipo espiritual, cultural y social, que simboliza para un medio social en ascenso el segmento social dirigente, es de pronto elevado entonces al trono del *Zeitgeist+.@
Cooperación, ayuda mutua, comunicación, lenguaje, medios, fines, forman parte de un concepto de humanidad que no puede ser asimétrico, no puede establecerse entre humanos que representan visiones antagónicas del proceso social y mucho me temo que la pregonada Ahumanización@ desde las esferas del poder está estrechamente relacionada con el concepto Ahombre@ que no al concepto Ahomo@. Humanización como graciosa concesión viril-tecnológica hacia una sujeto social a la que se le quiere extraer toda la plusvalía posible.
Amparado el lenguaje con cantidad de Adatos@, Arazones@, Ainformaciones@ , Aconocimientos@,… a este respecto cabe recordar a Henri Lefebvre que en los años 50, en su Crítica de la vida cotidiana describía la era de la información que se avecinaba: “Se adquiere un >conocimiento=. )Pero en qué consiste éste exactamente? No es ni el conocimiento (Kenntnis) real o aquel adquirido por procesos de reflexión (Erkenntnis), ni un poder sobre las cosas observadas, ni, por último, la participación real en los acontecimientos. Es una nueva forma de observar: un mirar social sobre el retrato de las cosas, pero reducido a la pérdida de los sentidos, al mantenimiento de una falsa conciencia y a la adquisición de un seudo conocimiento sin ninguna participación propia…”
Esta es la diferencia fundamental entre el Ahumanismo@ pregonado desde las esferas del poder y el humanismo antagónico basado fundamentalmente en la participación activa y consciente de las protagonistas del acontecimiento de la reproducción humana.
Debemos defender un humanismo, una humanización del nacimiento y de la vida derivado de un Asegundo despertar de la humanidad@ comparable según Kurtz a la diferenciación del humano en relación a la mera constitución biológica animalesca, pero conviene recordar que la diferenciación en relación con la segunda naturaleza contiene una distinción fundamental respecto a la diferenciación en relación con la primera naturaleza. De hecho, ella ya no puede ocurrir a espaldas de los humanos como concentración reguladora de efectos secundarios imprevistos. La segunda humanidad, al revés de la primera, no puede *surgir+, sino que se tiene que crear a sí misma de manera consciente. Tiene que alcanzar la conciencia de su propia sociabilidad, de la misma forma que en la primera historia constitutiva alcanzara una creciente conciencia en relación con la primera naturaleza. Conciencia, por supuesto, de un tipo diferente y más elevado, pues la conciencia como autoconciencia es algo fundamentalmente diferente del simple control o *dominación+ en relación con cosas naturales.