En la madrugada del lunes, Luis se suicida tirándose al vacío por el balcón del mediterráneo. Divorciado y con una hija, vivía solo desde hacía más de 10 años en uno de los barrios de poniente de Tarragona, en una vivienda hipotecado a 30 años, de los que habría pagado 12 hasta la fecha.
Nació en Zaragoza y desde muy pequeño vino a vivir a Tarragona con su familia. Tenía 50 años y a partir de los 16 estuvo trabajando normalmente hasta que en el 2010 fue despedido del ramo de la construcción donde ejercía como encofrador.
Luis había agotado los dos años de paro, seis meses de ayuda y hasta el día de su muerte llevaba tres meses sin cobrar nada. Aún se quedó esperando que le llegara la indemnización del Fondo de Garantía Salarial.
PERO LUIS NO SE TIRO, LO EMPUJARON
Si lo explicamos de otro modo, más parecido a la realidad, aseguramos que Luís ha sido asesinado por un acto de terrorismo de Estado, sin paliativos. Luís, como tantos, otros ha sido catapultado al vacío, sin compasión.
Quien lo despidió del trabajo, es posible que siga pavoneándose de un lado para otro, como lo hacía entonces, con su lujoso mercedes de 200.000 mil euros y a día de hoy, en paradero desconocido todo el dinero que Luis y otros le dieron a ganar durante la gran bacanal del hormigón y el de la indemnización que no les pagó. Y ¿por qué iba a pagar? Eso solo lo hubiera hecho un empresario “raro”, con problemas de conciencia social. A tomar “vientos” que pague FOGASA.
Sobre las ocho horas apareció el cuerpo que debió caer durante la noche. Todo y así era un ser humano que, (aunque ninguneado durante toda su vida, como toda persona que vende su esfuerzo para poder subsistir, y aunque no hubiera sido nada más que por su drama final) merecía, por lo menos, una nota con su nombre y apellidos. Al no ser que, a esos periódicos que suelen “danzar” por las barras de los bares, les comunicaran que solo era una paloma con las alas rotas. De otro modo, pudo pasar que ese día, a los diarios no les funcionaran ni los correos ni los teléfonos. Algo así debió suceder también con la persona que se lanzó desde un noveno piso del barrio de S. Pere i S. Pau, si mal no recuerdo, el pasado día 24 de mayo.
Sin embargo, los que nos encontramos faenando frente a estas cosechas de maldades, sabemos que no es suficiente con matarlos, la confabulación del terror ordena que se han de tapar, no se han de enseñar tales atrocidades, para que no haya alarma popular. Y para eso están los guardianes de los medios televisivos y del “papelajé”, para obedecer al unísono en pro de seguir llenando de bogavantes sus “hermosos” estómagos.
Su hermano me cuenta, que Luís era una persona a la que le costaba mucho estar sin trabajar. Si a eso le agregamos que ya no le llegaba ni un céntimo y que tuvo el “desacierto” de seguir pagando la hipoteca al banco hasta el mes de abril, el desenlace estaba servido. Y eso que Luís, (afiliado a nuestro Sindicato de COBAS, sin pagar cuota desde hacía dos años por su situación económica), era de los que habían adquirido un nivel de conciencia por lo que normalmente acudía a reuniones y participaba en las manifestaciones. Sin embargo se habría de estar dentro de su piel, (en los calabozos de su vida, torturado, oyendo atroces susurros de las momias del capitalismo), para saber por qué se obligó a ese vuelo sin retorno.
J. Estrada Cruz.