Quienes firmamos esta carta somos militantes polític@s que hemos sufrido la cárcel y/o el exilio. Hemos sufrido la represión por participar en la lucha por la liberación nacional y social de Euskal Herria. No somos víctimas sino militantes voluntari@s y conscientes que hemos luchado por la independencia y el socialismo para nuestro pueblo. Al igual que otr@s miles de militantes, nosotr@s también sabíamos cuáles eran los riesgos que acarreaba hacer la revolución. Sabíamos que podíamos ser detenid@ y torturad@os, que podíamos pasar nuestra juventud en la cárcel, que tal vez tuviéramos que marchar de casa dejándolo todo, incluyendo familia y amig@s, y que puede que ni siquiera volviéramos a pisarla. Sabíamos que nuestros enemigos, los que nos quieren ver muertos, nos iban a juzgar, que nos jugábamos ganar o perder todo. Sabíamos que en el camino perderíamos compañer@s y hemos perdido cientos. Sabíamos todo eso y a pesar de ello decidimos involucrarnos en la lucha.
Actualmente hay algo respecto a l@s represaliad@s político@s que nos preocupa especialmente. Han ido pasando los años y en 2015 tenemos más de 400 pres@s, entre ell@s vari@os a los que les quedan más de 30 años de cárcel. Otr@s much@s siguen esquivando la represión en el exilio. Todavía no hemos conseguido nuestros objetivos estratégicos. Nuestro Pueblo aún no ha conseguido superar la opresión nacional y la explotación de clase. Y esa es precisamente la clave: mientras no se supere el conflicto político existirán represaliad@s politic@s y mientras haya represaliados politic@s no se podrá dar por superado el conflicto. Si no entendemos eso nos perderemos en un laberinto sin salida.
Desafortunadamente, las llaves de las cárceles no están en nuestras manos. La fuerza de las armas tampoco. Eso no quiere decir que tengamos que resignarnos. De ninguna manera. Eso quiere decir que para obligar a los estados tenemos que hacer un gran trabajo para vestir ideológicamente al Pueblo, ya que la formación y la ideologización son las armas más eficaces para los luchadores/as revolucionari@s. Hay que apostar por el reconocimiento del status politico de l@s represaliad@s y no por lo contrario. Sólo si el Pueblo reconoce que el conflicto no se resuelve sin la libertad de l@s militantes politic@s que han participado en el mismo, sólo entonces podremos encontrar una verdadera salida y esa salida tiene un nombre: amnistía.
Los discursos sobre los derechos humanos pueden ser legítimos siempre y cuando no sirvan para esconder el carácter político de l@s represaliad@s. ¿Por qué se les aplica la dispersión, la cadena perpetua, el FIES, el derecho penal del enemigo que aplican con l@s pres@s enfermos y un largo etcétera? Se les aplica, precisamente, por el carácter político de nuestr@s compañer@s. Además, la despolitización de l@s represaliados politic@s facilita su criminalización, convirtiéndolos a los ojos del Pueblo en delincuentes o criminales, y eso ofrece facilidades a los estados para seguir vulnerando los derechos de l@s represaliad@s.
Como compañer@s, como pueblo y como clase tenemos el deber de conseguir la libertad de nuestr@s compañer@s, sin condiciones y con dignidad, sin arrodillarse ante nadie, y el camino para conseguirlo es la amnistía. La amnistía comprende la resolución del conflicto y por eso sólo la consecución de la amnistía garantizará que no haya más represaliad@s politic@s. En eso tenemos que poner las fuerzas desde hoy, dejando a un lado las lecturas partidistas. No podemos aceptar que las consecuencias de la lucha de l@s represalid@s recaigan sobre ell@s. La lucha de los represaliad@s ha sido responsabilidad del Pueblo y la libertad de estos también lo será. Quienes firmamos esta carta llamamos al Pueblo a organizarse a favor de la amnistía porque tenemos plena confianza en su fuerza y su capacidad. PRESO ETA IHESLARIAK ETXERA! AMNISTIA OSOA!
11 de mayo de 2015