El día 22 de octubre todos y todas a la calle a defender nuestra sanidad pública, a echar de nuestros hospitales a las empresas privadas, a los mercaderes que hacen negocio con nuestras enfermedades, y a exigir que nos devuelvan la sanidad que teníamos antes de los criminales recortes.
Habíamos conseguido tener una de las mejores sanidades públicas del mundo y nos la están desmantelando para entregársela a los mercaderes de la salud.
No obstante se ha de dejar claro, que ni siquiera esa sanidad que teníamos era totalmente pública, pues la investigación y la producción de fármacos siempre han estado en manos de intereses privados. A los gobiernos, pro capitalistas, jamás se les hubiera ocurrido nacionalizar la industria de los medicamentos. Esta industria de los productos farmacéuticos, en manos privadas, (con descarado ánimo de lucro) son un peligro para la salud de las personas, ya que a estas empresas lo que les interesa por lógica, es tener mercado, o sea, que haya enfermedades y enfermos. Sin estas dos premisas, no habría negocio y por tanto las empresas privadas no tendrían ningún interés por esta industria.
De modo que el negocio es el negocio y si no se dan las condiciones para garantizar beneficios, el capitalismo los crea; provoca enfermedades, nuevas gripes, nuevos virus y lo que haga falta con tal de producir enfermos para venderles medicamentos. Precisamente una de las cosas que hacen las empresas privadas, es mantener las enfermedades existentes procurando que los productos palien las patologías, las mantengan de por vida. Son un ejemplo los beneficios constantes que mantienen con los fármacos que consumen cientos de miles de hombres mayores con problemas de próstata, tomando a diario capsulas o comprimidos que son carísimos y que pagamos todos a través de las arcas públicas. Esta enfermedad como otras muchas, por las que los pacientes consumen productos de farmacia a diario, ya estarían superadas si el mundo de la investigación fuera público y con investigadores y administraciones al servicio del pueblo.
Ahora, además, de seguirnos desmantelando lo que aún queda de sanidad pública, para colmo, las empresas privadas las están metiendo dentro de nuestros hospitales públicos (donde se ahorran costos de espacios hospitalarios y de otros medios) imponiéndonos su privatización en nuestra misma casa.
Desgraciadamente, la manipulación informativa de las administraciones por una parte y, por la otra, nuestra propia incapacidad para unirnos todas las organizaciones (sindicales, asociativas y políticas, verdaderamente de izquierdas), dificulta a la hora de conseguir que las clases populares adquieran conciencia para que de una vez salgan a la calle a defender sus intereses y a barrer de las instituciones a todos aquellos títeres colaboradores del capitalismo. La unidad aparecerá en la lucha si somos consecuentes con lo que decimos defender. La acumulación de fuerzas está vinculada a esa coherencia. Ambas cosas son imprescindibles para poder avanzar en nuestras revolucionarias pretensiones.
En Tarragona que, como en otros muchos lugares, desde hace tiempo venimos peleando en defensa de la sanidad pública; nos hemos propuesto salir de los esquemas estrechos y rutinarios, de esa lucha en la que mayormente sólo participan grupos minoritarios más conscientes, sin claras ideas de cómo avanzar. Nos hemos marcado unos objetivos en los que queremos hacer participar e implicar a miles de trabajadores y trabajadoras en la defensa de sus intereses de clase, centrados concretamente en la sanidad.
A principios de este año, el Grup de Treball en Defensa de la Sanitat Pública, acordó un proyecto de propaganda y concienciación permanente, planteando métodos de agitación y movilización intermitentes (por etapas vinculadas unas a otras) de forma programada.
La marcha que organizamos, este mayo último, duró dos meses y durante los últimos 20 días, hasta el día de la marcha, en base a una actividad intensa de información y agitación, conseguimos que toda la gente de Tarragona se empapase de lo que estábamos planteando. Es por ello que la marcha, que partió del barrio de Bonavista hasta el centro de la Ciudad, frente al hospital privado de Santa Tecla, fuera un éxito. Y como se había acordado, se dejó claro que la lucha continuaba y que para otoño culminaríamos con otra etapa de información, agitación y movilización. En la que ya estamos inmersos.
Sin embargo he de señalar que, todo y el método correcto que estamos aplicando, el mayor inconveniente que seguimos teniendo, es la falta de conciencia e implicación de las organizaciones que componemos el GRUP. Pues una vez más, la mayor parte de la actividad está recayendo en un reducido grupo de personas, adscritas a las diversas organizaciones que componen este proyecto unitario, pero que, sin embargo, sus aparatos de dirección no acaban de volcarse con la envergadura y responsabilidad que se requiere.
Algunos componentes, de esta iniciativa unitaria, pensamos que la sanidad debe de ser un factor de movilización que ha de aprovecharse para aunar, de paso, toda la demás problemática producida por los recortes; para ampliar el conocimiento de la clase obrera y capas medias, sobre las verdaderas raíces que provocan esta.
Es decir; se ha de ir logrando que las masas tomen conciencia comprendiendo el papel que está jugando el Gobierno europeo, la TROIKA, lo que significa el TTIP y todas aquellas otras cuestiones que son determinantes para la ofensiva capitalista y los problemas graves que están causando a las capas populares.
J. Estrada Cruz 28/9/2016