¿EXISTEN PARALELISMOS?

¿EXISTEN PARALELISMOS?

“El 14 de septiembre de 1930 las elecciones al parlamento alemán ofrecieron un resultado que marcaría la historia del país y del mundo. El partido más votado fue, tal como era de esperar, el socialdemócrata. Pero estaba seguido de cerca —con más de 6,3 millones de votos y el 18,2% del total— por el NSDAP, una formación hasta entonces marginal que había multiplicado por ocho sus votos respecto a las elecciones previas. Aunque el partido había sido refundado solo trece años antes, las ideas que en una peculiar mezcolanza lo conformaban ya estaban en el ambiente desde tiempo atrás.”

(Javier Bilbao, www.jotdown.es)

Del largo texto de Javier Bilbao analizando el auge del NSDAP en 1930 podemos extraer algunos paralelismos con nuestra actualidad a pesar de las diferencias en tiempo y espacio, pero analizando algunos de sus comentarios nos puede ayudar a comprender, y por ende a actuar en consonancia frente al auge de la extrema derecha tanto en Europa como en España o Catalunya.

En Catalunya, en las elecciones de 21 de Diciembre de 2017, a diferencia de Alemania en 1930, el partido más votado no fue el socialdemócrata ni el nacionalista, sino una formación de fuerte arraigo españolista y con tintes de extrema derecha –Ciudadanos- que consiguió el 25,35% de los votos, que multiplicó por cuatro los votos obtenidos en 2012 y por diez los votos obtenidos en las elecciones de 2010.

Podemos pensar, como hipótesis bastante probable, que las ideas expuestas por Ciudadanos también estaban en el ambiente desde tiempo atrás.

“En Alemania de los años 30, la higiene pasó a ser un principio fundamental, casi obsesivo, de la medicina y de la salud pública, de manera que se extendió a otros ámbitos, se cruzó con otra idea también puesta de moda durante el siglo XIX como el darwinismo y algunos comenzaron a aceptar el

concepto de «higiene racial»”, y ahí podemos vislumbrar un cierto paralelismo con el discurso de Ciudadanos y VOX respecto al tema de la inmigración y su relación con el aumento de las enfermedades, la suciedad y la seguridad pública, al mismo tiempo que se multiplican las falsas denuncias sobre la falta de medios para la sanidad alegando que se destinan los fondos para las campañas independentistas.

“Hitler para 1920 ya había interiorizado a la perfección esa retórica científico-sanitaria para hablar de los judíos: «No creáis que vais a poder combatir una enfermedad sin matar la causa, sin aniquilar el bacilo, y no creáis que podéis combatir la tuberculosis racial si no os esforzáis por que la gente deje de estar expuesta a la causa de la tuberculosis racial»”. Más o menos el discurso sobre la inmigración. La inmigración pobre, claro, porqué la inmigración adinerada aunque su origen es mayormente procedente del gansterismo, las drogas, las armas o el terrorismo, si que tiene las puertas abiertas para establecerse en España y en Catalunya.

El ideario nazi, aunque grotesco si lo miramos aquí y ahora, no tenía elementos particularmente lejanos de la cosmovisión de cualquier alemán de su tiempo, que podía votarlo o repudiarlo, pero en ningún caso sentir demasiada extrañeza ante él. Y por ello tal vez deberíamos preguntarnos cual es la cosmovisión de los habitantes de Catalunya.

“El partido nazi tenía arraigo en la mentalidad y las tribulaciones de la sociedad alemana, de manera que no era —al menos de cara al electorado— una organización al servicio exclusivo de un grupo, unos intereses o una psicología determinadas. Era lo que los politólogos llaman hoy un catch-all party (partido atrapatodo) con aspiración de ser interclasista y entrar en todos los estratos sociales”. Su doctrina encajaba como un guante en la mentalidad juvenil y adolescente al primar la acción sobre la reflexión. La cuarta parte de los votos que lograron en 1930 provenían de gente que acudía a las urnas por primera vez. También logró una gran aceptación entre las mujeres. El propio Hitler se jactaba de ello cuando decía que «las mujeres siempre han estado entre mis apoyos incondicionales» y que «hemos ganado más mujeres para

nuestra causa que todos los demás partidos juntos». Cabe suponer que lo apoyaban porque, obviamente, compartían su visión de cómo debía ser el futuro de Alemania. No había pues un votante arquetípico de Hitler y no se sentían abrumados por las múltiples posibilidades que se abrían ante su futuro, sino por la frustrante ausencia de todas ellas.

Muchos pequeños ahorradores se quedaron en la ruina, como ha sucedido en España después del crac de 2008 y ponerse al descubierto el robo de las llamadas “preferentes” y el conocimiento de las sumas millonarias percibidas por los miembros de los consejos de administración de los bancos que los habían llevado a la ruina. Paralelamente la multiplicación de casos de corrupción de los integrantes de diversos partidos políticos amasando grandes fortunas.

En Alemania de los años 30 las olas de violencia creaban un conflicto que iba polarizando la sociedad y que permitió a Hitler mostrarse como el hombre que llegaría para restablecer el orden. Lo cual no deja de ser paradójico pues buena parte de esa violencia fue originada por los propios nazis, más o menos como ahora en Catalunya cuando Rivera o Arrimadas utilizan el enfrentamiento protagonizado por sus grupúsculos neonazis para hablar de una sociedad dividida.

Y precisamente en este aspecto, el de la confrontación callejera entre fascistas y antifascistas que debemos prestar mucha atención. De entrada podemos asegurar con certeza que la provocación parte siempre de quienes se van a beneficiar de ella, aunque, en medios progresistas antifascistas la cosa se resuelva de forma pueril a través del binomio pregunta-respuesta: ¿Ante las provocaciones, debemos quedar mudos e inertes? ¡NO!. A continuación vemos con estupor que se desatan campañas “contra” formaciones de extrema derecha como VOX las cuales, pienso que inocentemente no tienen en cuenta que retroalimentan la popularidad de dicha formación si dichas campañas se realizan en marcos geográficos en los cuales Vox, de momento, no dispone de relevantes apoyos.

Cosa distinta es la lucha política, con contenido de clase, dentro de la cual se integre la denuncia del auge de las formaciones de

extrema derecha, pero esta lucha política precisa dos condiciones esenciales:

Una, que se lleve a cabo organizadamente DENTRO de los centros de trabajo, centros de enseñanza y conglomerados habitacionales de extracción obrera y/o emigrante, dentro de las entidades culturales y recreativas autóctonas o foráneas.

Dos, no puede ser fruto del “activismo” esporádico sino de la militancia activa, permanente, organizada, disciplinada e integrada en formaciones políticas que inexcusablemente hagan su apuesta por un contenido de clase proletario con una cosmovisión a medio y largo plazo alejada del inmediatismo inorgánico vía WhatsApp, capaces de escuchar, de hablar, de razonar y de convencer a la gente que su futuro, cada vez más incierto es el caldo de cultivo de la extrema derecha. Que no se dejen ilusionar por las falsas promesas del capitalismo, que intenten recuperar el orgullo proletario en vez de quererse asimilar a lo que nunca llegarán: a los escaparates de la burguesía.

Junto a ello rehuir la polémica del enfrentamiento Catalunya-España, o hombres-mujeres y centrar la batalla política entre explotados y explotadores, burguesía y proletariado, capital y trabajo, en definitiva: capitalismo o comunismo.

Si alguien puede evitar la fragmentación social del proletariado, viejo y nuevo, es precisamente una formación comunista cuyo objetivo sea la unidad de la clase obrera agrupando a su alrededor otras capas sociales proletarizadas en un momento histórico en el cual pensar que el capitalismo renovado puede abrir brechas de esperanza, es pura utopía.

Mientras los enfrentamientos se ubiquen en temas colaterales dejando de lado los centrales, simplemente significa que abandonamos la lucha de clases y con ella en enfrentamiento real con las formaciones de extrema derecha, a pesar de la aparente radicalidad de los discursos.

Gener 2018

josep cónsola